El entorno anima a moverse.
Se pueden desarrollar actividades de senderismo, paseos micológicos, a caballo o en burro, excursiones fotográficas (cabra montes, buitres, águilas) alpinismo, parapente, …
Se puede hacer turismo cultural, aprender tanto de la naturaleza como de nuestra historia.
Si se quiere dar un paseo más largo, se pueden alquilar caballos y recorrer el Barranco por la cañada en la que en otoño y primavera discurren manadas interminables de ganado trashumante.
Las piscinas naturales de la zona son una alternativa a las municipales durante los meses de calor.
Para los entusiastas de la historia, se puede disfrutar viendo (y recorriendo) la calzada romana que asciende desde Cuevas del Valle hasta el mirador del puerto El Pico, el castillo de Don Beltrán de la Cueva en la villa de Mombeltrán, o el de la Triste Condesa en Arenas de San Pedro, y el retablo del altar mayor de la Iglesia de Lanzahita, obra de dos discípulos de Berruguete.
Si se trata de adentrarse en el tiempo, las ruinas de un castro vetón en El Raso de Candeleda o el dolmen megalítico de Lanzahita conocido como “el sepulcro del moro”.
TURISMO MAS ACTIVO